Si has llegado hasta aquí, es muy probable que te estés preguntando, ¿qué es un filtro cerámico y para qué se utiliza?. Vamos a tratar de explicarte el origen de este sistema de filtrado de aguas y qué nos puede aportar en nuestra vivienda.
El acceso al agua es evidentemente imprescindible para los humanos. La historia nos muestra como grandes sequias derribaban imperios, guerras por el control del agua o intoxicaciones de comunidades enteras por la presencia de enfermedades en las aguas.
Desde el inicio de la civilización humana, la necesidad de acceder al agua ha obligado a la humanidad a desarrollar al máximo sus habilidades y su intelecto para lograrlo. Grandes infraestructuras que en muchos casos asombran por su increíble eficiencia pese a su antigüedad.
Hoy en día, en el primer mundo, el acceso al agua parece garantizada. Tenemos el privilegio de poder beber agua, que no solo nos hidrate sino que nos ayude a cuidar de nuestra salud.
Hay infinidad de serivicios y productos disponibles en el mercado para mejorar la calidad del agua, puedes instalar un grifo purificador, limpiar de cal los grifos o saber cuales son los motivos más comunes causantes del mal olor y sabor del agua, de tu casa.
¿Qué es un Filtro cerámico y para qué se utiliza?
Existe cierta polémica sobre el origen exacto y el inventor del filtro cerámico. En cualquier caso, se trata de un invento desarrollado a lo largo del siglo XIX.
La versión más extendida y comprobable es la que nos cuenta que un colaborador de Pasteur, Charles Edouard Chamberland, utilizó las propiedades de la cerámica para filtrar el agua que se usaba en el laboratorio. Su objetivo era conseguir eliminar las bacterias existentes. El éxito del sistema de filtrado fue tal que se extendió por todo el mundo, y además, aportó enormes avances para la ciencia, especialmente en el campo de la virología.
Un filtro cerámico para el agua es un método de filtración, que utiliza las propiedades de los materiales cerámicos empleados en su fabricación, para eliminar las impurezas del agua que bebemos. La superficie de la cerámica contiene miles de poros diminutos. Cuando el agua fluye en contacto con el filtro, estos microscópicos poros, actúan atrapando las impurezas del agua. Las bacterias y virus atrapados, se eliminan en el interior del filtro, donde habitualmente se encuentran otros materiales como el carbono o cerámica con un tratamiento de plata ionizada, que aumenta considerablemente la potencia y capacidad de filtrado del sistema.
El funcionamiento de un filtro cerámico podría ser equivalente al proceso natural de los manantiales de agua que son filtrados por las propias rocas que se encuentran en su recorrido.